domingo, 10 de noviembre de 2013

Barcelona-Sitges 2013, de vuelta a las Costas del Garraf

Esto ya se está convirtiendo en una tradición. Hoy ha sido mi segunda participación en esta pedalada popular.

En esta edición la salida era en el Passeig de la Zona Franca en vez de la habitual, en el Camp Nou. El plan era ir en metro hasta la estación de Espanya y hacer el resto de recorrido en bici, así que habíamos quedado Caco y yo en mi casa a las nueve.

Hoy en Barcelona se hacía la Cursa de la Dona, con la participación de más de veinte mil mujeres. Esta carrera partía desde la Plaza de Espanya a las diez, así que cuando entramos en el vagón del metro vemos una marea de camisetas de color fucsia. El metro lleno de mujeres haciendo la ola y pasándolo genial, lo que confirma la teoría de la peligrosidad de un grupo de mujeres.

A medida de que avanzamos el vagón va incrementado el número de ocupantes hasta el punto de decidir bajarnos unas cuantas paradas antes y hacer el resto de trayecto en marcha después de clavarnos partes de las bicis en nuestro cuerpo, en Catalunya. Una pareja que hay nuestro mismo vagón deciden hacer lo mismo.

Llegamos a la Gran Vía, Plaza Cerdà y bajamos por el Passeig de la Zona Franca y a esperar la salida.
La verdad es que hace un día ideal para ir en bici, despejado y el calor justo. La única pega era el viento en contra. También el ambiente muy chulo, más de 4100 ciclistas con su bicicleta de todo tipo, de carretera, mtb, plegable, fixie, etc.
Salimos a las diez y la marcha se hace un poco complicada a causa de tanta gente así que optamos por ir a una media de unos 22-24 km/h, la cual disminuye por completo en las entradas de poblaciones como El Prat o Gavà, que solo dejaban un carril y se producían "cuellos de botella".

Después de una hora y media a ritmo tranquilo llegamos al inicio de les Costes del Garraf, donde decidimos cada uno subir a su ritmo. La suerte es que el viento ha dejado de soplar y se puede subir tranquilamente.

Llego a Sitges a 1 hora 57 minutos de haber salido de Barcelona habiendo subido las costas a buen ritmo y bajando lento por el tráfico, contento por haber bajado en 5 minutos el tiempo del año pasado. Caco llega 3 minutos más tarde.
la velocidad es producto de acercar el móvil al cuenta kilometros 

Vamos directos a la estación de tren a ver si podemos coger el primero para poder ver la carrera de MotoGP. La cerveza la hicimos en el tren.

domingo, 2 de junio de 2013

Scale 940, welcome home

¿Qué ha pasado desde los Monegros? Empecemos:

Un viaje a Turín a ver a la familia con excursión incluida hasta el refugio Willy Jervis, un refugio situado en el Piemonte cercano a la frontera francesa. Una ruta muy fácil en la que pude pisar la primera (y última) nieve de la temporada y disfrutar de la polenta, el vino y sol.
 

Durante este viaje tome una decisión. Después de darle vueltas a la cabeza pensado que hacer con mi bici partida decidí que era hora de cambiar de montura. Volver a soldar en la misma parte del basculante no me hacía ninguna gracia y tenía toda la pinta de que al poco tiempo se volvería a partir por el mismo sitio.
Hice una comparativa entre las bicis que me gustaban y estaban en mi presupuesto y al final me decidí por la Grand Canyon AL29 pero no pudo ser ya que no tenían en stock de mi talla. 
Mi segunda opción era la Scott Scale 950 con una modificación, las bielas que lleva de serie por unas XT. Como Radikal Bikes Llagostera es distribuidor Scott, me puse en contacto con Pere y me aconsejó que por la diferencia de precio me cogiera la 940, que los frenos y bujes son de mejor calidad. 

Así fue, el 10 de mayo estrenaba muy nueva bici. Para celebrarlo me fui al día siguiente con mi hermano Jordi y más gente del club al Rocatal-Puig d'Arques-Llagostera. Una primera toma de contacto muy positiva, donde me di cuenta de las diferencias entre una 26" y una 29". En plano y bajada es fantástica y en subida cuesta un poco más pero es cuestión de acostumbrarse. De lo que estoy enamorado es de la suspensión Fox con tres posiciones de dureza, increíble.

Durante la semana un par de salidas en plano desde el trabajo hasta Premià con viento en contra y media alta, contentísimo.
Hoy he quedado de nuevo con Jordi para hacer nuestra "ruta maldita": Caulés. Él estrenaba su nueva bici, la Scale 930. Es similar a la mía pero en vez de llevar el grupo Shimano lo lleva SRAM, una ruedas mejores y sobre todo el cuadro de carbono. Empezamos  subiendo a Sta. Ceclina, seguimos hasta Caulés y llegamos a Terra Negra, donde en el tramo final de la subida me he de bajar de la bici ya que me salía de la pista. Me molesta porque me quedaba muy poquito para llegar arriba. Empezamos a bajar por una trialera y en mitad del trayecto hay unas ramas en medio del camino que me hacen parar. Decido hacer el resto del camino a pie. Jordi lo baja del tirón, es un animal. Cada vez me gustan menos las trialeras, ¿me estaré haciendo mayor o más cagado?, creo que lo segundo.

Después de la trialera llegamos a Serra de Daro-Casal y empezamos a bajar. La pista es ancha, con alguna pequeña grieta y alguna piedra. Jordi va delante mio. De repente y sin saber por qué noto que la suspensión se me hunde mucho y de repente estoy dando una voltereta hacia adelante. Los pies no se desenganchan de los pedales hasta que la rueda pica con es suelo. La voltereta no ha sido perfecta ya que caigo sobre el costado derecho, golpeándome con el suelo el brazo, costillas y finalmente la pierna. Me duele tanto que no puedo dejar de gritar creyendo haberme roto algo, con la esperanza de que Jordi me oiga pero ya debe estar abajo del todo. También noto un fuerte dolor de rodilla, supongo de no haber desenganchado el pedal a tiempo se ha regirado. Compruebo que no hay nada roto, me levanto como puedo y miro la bici. Por extraño que parezca no se ha hecho nada, una leve rascadita en el mando del bloqueo de la suspensión y otra en el depósito del líquido de freno de la rueda delantera. Comienzo a descender a pie y me encuentro a mi hermano que estaba subiendo en mi busca. Le explico lo sucedido y decidimos volver por carretera. Bajamos a 70 km/h y en poco rato ya estamos en en Swing tomando una cerveza. Aun así han salido casi 28 km y más de 600 m. de desnivel.


Ahora toca descansar y ponerme bien para poder atravesar el Maresme el día 15 con "els endimoniats".

sábado, 27 de abril de 2013

Media Maratón de los Monegros 2013, los problemas crecen

Todo empezó en enero de este año, en un bar, como debe ser.
No estoy motivado para entrenar, no se hacerlo sin ningún motivo, dije yo. ¿Por qué no te apuntas a los Monegros? Puedes hacer la corta, dijo Jordi. La idea me entusiasmó, tanto que al día siguiente ya estaba buscando programas de entrenamiento para maratones de BTT por la red.

La Orbea Maraton de los Monegros es una prueba en BTT por el desierto de Europa, en Sariñena (Huesca). Hay dos modalidades, la Maraton de 113 km y la Media Maratón de 77 km.

A partir de ese día hubo muchas sesiones por el río Besós, muchas por el paseo marítimo hasta Premià y Vilassar, un Puig Castellar en Sta. Coloma de Gramanet y algún que otro Margarola en Collserola. También una salida que deberían de haber sido 130 km por los ríos de Vallés, que al final solo salieron 87 por falta de tiempo. Y por último una ruta por Les Gabarres, Llagostera-Els Metges-Puig d'Arques-Llagostera, donde tuve que reparar la cadena ya que, a media subida de Els Metges, le dio por romperse.

¡Por fin llega el gran día!

Son las seis y media de la mañana y mi hermano Albert aparece con el coche, es hora de cargar el coche y salir hacia Sariñena, el pueblo de Huesca anfitrión de la Orbea Maratón de los Monegros. Durante el viaje recibimos un mensaje de Jordi diciendo que han parado a desayunar en Alcarràs, el viaja con el resto de participantes del BTT Llagostera. Decidimos parar en el mismo sitio y seguir el viaje juntos.

No ha parado de llover desde que hemos salido de casa y no parará hasta que llegamos a Sariñena. Aparcamos los coches y a recoger el dorsal. Los que hacemos la media nuestro dorsal es de color blanco y los que hacen la maratón es azul, aunque Albert lleve el azul hará la media maratón.

Me hace mucha ilusión estar los tres hermanos juntos aunque hagamos pruebas diferentes. Como la Maratón empieza a la 13:30 matamos el tiempo con unas cervecillas y rezando para que el tiempo acompañe.


Volvemos a los coches y los que van a hacer la Maratón cogen las fiambreras repletas de pasta y a comer.
Ahora solo queda prepararse y empezar la carrera. Mientras ellos se ponen en la interminable cola de bicicletas, a nosotros nos da tiempo de comer e incluso intentar dormir un poco. Como no lo conseguimos vamos a ver la salida.

Ahora es nuestro turno. Volvemos al coche y empezamos a prepararnos, nos vestimos, engrasamos las bicis secas de la lluvia y nos dirigimos a la salida. Albert lleva toda la mañana intentando localizar a un vecino suyo pero no lo consigue hasta que estamos en la salida. Al final el chico se une a nosotros.
La salida no es tan espectacular como la de la maratón, no hay tanta gente, pero te encuentras gente de lo mas variopinta, desde una despedida de soltero con el novio disfrazado a uno que lleva un muñeco colgado de la mochila.

Cuando quedaba un minuto le pregunto a mi hermano si lo hacemos juntos o cada uno a su rollo, juntos me dice él.
Se da la salida y empezamos a rodar por las calles del pueblo y ya empezamos con subida. Veo el pulsómetro y me asusto un poco, ¿cómo puede ser que acabamos de empezar y ya esté a más de 150 pulsaciones? Supongo que son los nervios. Como hay tanta gente acabo perdiendo de vista a mi hermano, espero reencontrarnos más adelante. Los caminos están más secos de lo que me esperaba con todo lo que había llovido, aunque de vez en cuando te encuentras un charco que ocupa todo el ancho de la pista. Lo malo es que cuando pasa ésto mucha gente se para y lo cruza andando, lo cual te hace bajarte de la bici a ti también. O cuando te encuentras de repente con una pequeña rampa, que pasa exactamente lo mismo. hay gente que lo lleva mejor y otra peor, si me tengo que bajar no pasa nada. En cambio hay bastante gente maleducada que pide paso de malas maneras.

Cuando iba por el km 15 empiezo a notar que se me montan los gemelos, primero de la pierna derecha y luego la izquierda. No me queda más remedio que aminorar la marcha e ir estirándolos subido en la bici. Yo lo acuso a tener el sillín demasiado alto pero no se si estoy en lo cierto. Todo esto, sumando el viento en contra que te hacía bajar mucho más lento, hace que no disfrutes lo que quisieras.

Llego al km 33 y veo un montón de gente, debe ser el primer avituallamiento. Efectivamente, muchísima gente haciendo cola para coger agua y demás. Busco a Albert pero no lo encuentro, lo extraño sería haberlo hecho, así que decido orinar, comer media barra energética, un trago de isotónico y afrontar la subida de 10 km.

Las molestias en los gemelos han ido menguando en intensidad y me encuentro muy cómodo subiendo, es más, adelanto a bastante gente. La verdad es que en mi cabeza había una subida mucho más dura que la que en realidad fue. Es bastante progresiva, salvo algún repecho que te hace cambiar de piñones. Mientras subo pienso: que bien va la bici hoy, supongo que la limpieza y la cadena nueva hará lo suyo. Empiezo a disfrutar la carrera, la gente se ha ido estirando con el avituallamiento y hace que se ruede mejor.

Km 44, se acaba la subida y empieza el descenso. Intento recuperar el tiempo perdido por los gemelos dándolo todo, las piernas a tope, hasta que en el km 55 noto que la bici se frena. Paro y veo que el cuadro se ha partido, el basculante por la parte de la pinza de freno se ha seccionado por completo. Los Monegros se han acabado para mí, pensé yo.

Es momento para hacer una duatlón, a ratos empujando la bici y a ratos subido en ella poniendo todo en peso en la parte delantera, hasta llegar al km 60, lugar donde se unen las dos rutas. Ahí hay un tipo de la organización que me pregunta si me pasa algo, le enseño mi problema y me dice que si puedo llegar al segundo avituallamiento, que hay una asistencia mecánica. Como no tengan maquinaria para soldar aluminio voy listo. Me dice que solo son 6 km y es en bajada. Hago coincidir un  poco las dos partes de mi basculante e inicio la bajada, que dura bien poco porque no que no me había dicho es que también había rectas y pequeñas subidas. Al llegar a éstas la bici queda frenada otra vez. Como todo el eje se mueve y la pinza de freno queda fija hace que haya más fricción en el disco de freno sin accionar la maneta. Paro y decido desmontar la pinza de freno para que al menos vaya más libre. Parece que funciona, ahora solo me frena el roce del neumático con el cuadro. Mientras bajo voy pensando en lo que haré, si después del avituallamiento seguiré o abandonaré. Sólo serían 11 km más con la bici frenada y habría acabado.

Llego al avituallamiento como puedo y busco la asistencia mecánica. Los dos mecánicos cuando ven el tema flipan un poco. A simple vista piensan que se ha roto el soporte de la pinza de freno pero luego les explico lo que hay, lo miran un poco mejor, y me dicen que ellos no pueden hacer nada. Les pido un cúter para cortar la brida que sujeta la manguera de la pinza al cuadro y un poco de cinta para poder encitar la pinza en la tija de sillín ya que me tocaba el pie al pedalear. Les pregunto por el terreno que me espera: bajada hasta el pueblo. Decido seguir.

Empiezo a descender y al poco rato compruebo la moto sin ruedas ni motor que me han vendido los mecánicos. Después de la pequeña bajada es todo un falso llano hasta el pueblo que, añadiendo a mis problemas el viento en contra, hace que mi progresión se muy lenta. El ruido que produce el roce del neumático con el cuadro es infernal y me hace ser le centro de todas las miradas y preguntas. Llego al km 79 y Sariñena se ve a lo lejos, se hace interminable. Oigo mi teléfono varias veces sonar, deduzco que son mis hermanos preocupándose por mi tardanza. Aumento mi cadencia y por fin cruzo la meta a 5 horas 56 minutos de mi salida después de 82 km. Por fin!!!

Llego al coche y Albert me está esperando, los demás se han ido a comer las hamburguesas y fideuá que dan a todos los participantes al acabar la prueba. El ha hecho un tiempo de 4h41m. Estoy tan cansado que no tengo ganas ni de ir a comer, solo quiero cambiarme para entrar en calor y volver a casa. Mientras me cambio llegan nuestros compañeros y todos han hecho un tiempo magnífico, han bajado de las 6 horas excepto Pere que ha tenido que abandonar por problemas estomacales. Les comento un poco la jugada e inician el regreso a casa, les quedan más de 4 horas de vuelta. Le comento a Albert de hacer lo mismo y cenar por el camino, éste acepta. A la una de la noche llegamos a casa.


La sensación es agridulce, contento por haber acabado (después de todo lo acontecido), contento por haberlo hecho en menos de siete horas (tiempo máximo que me había marcado) pero jodido por como ha ido todo.

El año que viene habrá que volver, el paraje es precioso.

domingo, 27 de enero de 2013

La Coscollada, ¿me estaré haciendo mayor?

Suena el despertador, son las 6:30 de la mañana. Café, lavabo, calzarme la ropa y directo al parking a cargar la bici. La falta de práctica hace que tarde más de lo habitual en montar el portabicis, pero al final salgo hacia Badalona a las 7:30.

Al final he llegado a tiempo, a las ocho en punto he llegado al lugar acordado, Martí Pujol con la C-31. En teoría íbamos a ser cuatro pero Lluis no se ha presentado. Después de esperar un ratito a ver si venía nos ponemos en marcha los tres, Albert, Quim y un servidor.

Ayer Quim envió el recorrido a seguir y pintaba durillo, unos 25 km de recorrido con un acumulado de 850 m. Efectivamente así ha sido.

Subimos todo Martí Puyol y cogemos una pista a mano izquierda, la cual vamos subiendo progresivamente hasta llegar al Collet de la Vallençana. Me temo lo peor, creo que vamos a ir hacia el "deposito". Hace años ya había subido alguna vez y tenía muy mal recuerdo de esa subida, es larga y pesada. Sigue igual, hay cosas que no pueden cambiar.

Empezamos la ascensión y ellos van más adelantados que yo. Mi sorpresa es ver a Quim parado en el Coll de la Malesa, está "cogiendo fuerzas" para poder progresar la maldita rampa. Albert sigue subiendo. Yo no me paro y empiezo a subir, pero al poco rato Quim me adelanta. A partir de ahí subiremos casi juntos, separados por unos pocos metros de distancia hasta coronar La Coscollada, donde se encuetra una torre de vigilancia (después de tantos años ya se como se llama el madito sitio)
.


Parada corta para coger aliento y a descender por pistas y senderos que a veces nos hacen bajar de la bici hasta llegar cerca de Can Torrents Vell. Desde ahí a volver a subir hasta que llegamos a La Conreria. Parada para ingerir algo y a seguir subiendo hasta La Coscollada de nuevo, esta vez por su vertiente Oeste.
Para bajar tenemos que esperar un poco, hay un montón de gente con bicis de descenso y mejor dejarles pasar que no que te pasen por encima. Cuando llega nuestro turno iniciamos el descenso por otros senderos hasta llegar de nuevo al Coll de la Malesa. La bajada se hace un poco coñazo ya que hay tráfico para subir y para bajar, se nota que es más tarde. Desde aquí seguiremos bajando hasta llegar al Hospital de Can Ruti, no sin antes caerme por culpa de una raíz, al ir lento me quedé clavado y el pie no salió de la cala del pedal (gracias, hermano, por ayudarme a levantarme).
Entre pistas, carretera y senderos por fin llegamos al punto de encuentro.

Han sido 3h48m de recorrido (3 en movimiento) para hacer 25 km. ¿Lentos? sí, una media de 8,4 km/h. También hay que decir que hemos hecho 880 m. de desnivel acumulado (según mi GPS).

Me lo he pasado muy bien en la bici, lástima que he ido bastante rato con pinchazos detrás de la rodilla, creo que es por culpa de ir con el sillín bajo. Creo que es de las pocas veces que he disfrutado casi más subiendo que bajando. ¿Me estaré haciendo mayor?


domingo, 13 de enero de 2013

Regreso a la Serralada de la Marina

Después de mucho tiempo insistiendo, he vuelto a salir en btt con mi hermano Albert y sus colegas por la Serralada de la Marina.

Por lo menos hacía casi dos años que no iba por estos caminos y la verdad es que me lo he pasado genial.
Quedamos a las 7:45 en casa de mi hermano, donde dejo el coche. Al mismo tiempo llega Miguel con su Trek nueva, traída por los Reyes. Subimos por Martí Pujol hasta que cruza la C-31 donde esperan Quim y Lluis. Están chafardeando el eTREX de Lluis pero no se aclaran mucho. Miro debajo del puente de la autopista y están Chimo e Hilari. Después de las presentaciones comenzamos la ruta. Hoy quien nos guiará es Quim.

Llegamos al final de Martí Pujol y cogemos un camino a la derecha, que nos llevará por al lado de la Riera de Sant Jeroni para llegar a St. Jeroni de la Murta. El camino no ofrece ninguna dificultad y la temperatura es ideal para ir en bici, unos 10 grados. Hacemos una parada y volvemos a ponernos en marcha hacia la ermita de Sant Onofre, donde nos volvemos a reagrupar.


Fotos de rigor y a volver a pedalear. Seguimos por la pista y llegamos al final de la Vallençana, donde cogeremos un sendero de descenso rápido con alguna que otra pequeña trialera. Me acuerdo mucho de mi hermano Jordi porque se que le encantan estos tipos de caminos (a ver si bajas un día, tío). Llego abajo y al poco rato llega Quim, seguido de Albert. Esperamos un rato y aparecen el resto. Al parecer, Miguel a estrenado la bici. Ha tenido una caída que no se podía levantar. 

Pisteamos un poco más y Quim propone bajar por otro sendero que está equipado con curvas peraltadas y saltos. Me deja el honor de ir el primero y me lanzo cuesta abajo. El circuito es cojonudo, rapidísimo. Lástima que con mi bici no me atrevo a saltar por las rampas instaladas, se volvería a partir el cuadro seguro. Llega un momento que me paro en seco, hay una rampa instalada en una pequeña garganta de más de tres metros de ancha. Detrás mío viene Hilari, que hace lo mismo que yo, parar. Me dice que va a pasar por el lado y se va a pegar la vacilada que ha saltado. Cuando va ha dejar marca en el suelo para simular la frenada, derrapa y se va al suelo. justo en el mismo momento llega Miguel por un camino más a la derecha y se vuelve a caer, ya lleva dos (muy buen estreno). Nos reímos un rato volvemos a ponernos en marcha.

Llegamos al Collet de la Vallençana, donde descansamos un rato y decidimos el itinerario a seguir. Al final quedamos en bajar por un sendero que pasa por debajo del Puig Castellar y llega hasta el río Besós. El sendero lo bajo el último ya que me he quedado sin freno trasero, una lástima porque la bajada prometía mucho. Llegamos al río y descendemos hasta el mar, donde cogeremos el paseo hasta volver a casa.

Bonito día de domingo con casi 30 km con un acumulado de casi 500 m. Hay que repetir.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Ferrata Puig de la Força, inocentada?

- Ciao Manel, me traigo las raquetas estas navidades?
- No Marco, no hay mucha nieve.
- Pues me traeré las cosas de ferrata.

Hace unos años fuimos Caco, Marco y un servidor a hacer la vía ferrata "La Teresina" en Montserrat. Como a Marco le gusto tanto cada vez que viene de Italia quiere hacerla. La verdad es que es muy bonita pero en la misma proporción de dureza.
Yo tengo el hombro izquierdo un poco tocado, así que le propongo buscar otra más fácil. Consultamos el libro de ferratas y nos decidimos por la del Puig de la Força, en Tavertet. Se trata de una vía por el Collsacabra totalmente transversal con el pantano de Sau de fondo, imagen preciosa.
Nos levantamos a las ocho, nos vestimos y nos vamos al bar a desayunar, un bocata de jamón siempre entra bien. 
Después de una hora y tres cuartos llegamos a Tavertet, la verdad es que todos los pueblos de la zona son una pasada de bonitos. 
Como tengo una urgencia (bastante típica en mí) tenemos que ir a una bar a tomar un café. Preguntamos por el camino a seguir y nos ponemos en marcha. Nada más salir del pueblo ya tienes unas vistas increíbles del pantano y Collsacabra.
Seguimos por una pista enorme durante cuarenta minutos y antes de llegar a una masía que hay cogemos un sendero mano derecha que nos llevará al inicio de la vía. Mientras descendemos por el sendero nos topamos con un 2CV (o Dyane 6) que se despeño hace algún tiempo, esto no pinta muy bien.
Pocos instantes después nos ponemos los arneses y demás, el principio está cerca. 

Llegamos al principio de la vía y vemos que están los hierros donde tendría que ir enganchado el cable de vida pero éste brilla por su ausencia. Decidimos avanzar un poco a ver si está más adelante.
Llegamos a un punto en que no podemos seguir, solo hay barranco y una vieja cuerda cortada. Es hora de deshacer lo andado. 

La vuelta al pueblo se hace corta, entre maldiciones y la pérdida de tres niños de una familia (luego nos enteraremos que los encontraron) amenizan la caminata.
Como es bastante tarde comeremos en el pueblo, en el mismo bar de antes, y ahí nos informamos del porqué de la falta de cable de vida. La vía está cerrada por los ecologistas.
Al llegar a casa tenemos la sensación de que hemos perdido todo el día. Nos sentimos como si nos hubieran hecho una inocentada.

Nota para la próxima: consultar internet aparte del libro.

domingo, 11 de noviembre de 2012

XVIII P.E. Barcelona-Sitges, rodando bajo la lluvia

Llevamos tiempo con esta fecha marcada en el calendario, hoy se ha disputado la XVIII pedalada ecologica Barcelona-Sitges. Se está convirtiendo en una tradición. El año pasado la tenía que hacer con Caco, Joaquín y Raul (el cuñado de Caco) pero una fiebre muy alta no me dejó, teniendo que soportar los: te has cagao, eres un rajao, etc. Así que este año me propongo hacerla aunque me esté muriendo.

Sobre las tres de la mañana me temo lo peor, me tengo que levantar a expulsar de mi cuerpo parte de la cena vía oral. Me levanto a las ocho y tengo que ir dos veces más antes de salir de casa. Hoy salgo aunque sea con pañales.

Llego a la parada del metro de Virrey Amat y solo está Caco, por unos motivos u otros no ha podido venir nadie más. Le comento mi estado físico y me propone dejarlo, ni hablar!!!! En el andén hay otro ciclista al cual le comentan que está empezando a llover, la cosa pinta mal. Antes de llegar a Collblanc, la pedalada se inicia en el Camp Nou, me da un pinchazo en la barriga que me deja doblado pero al rato se me pasa.

Salimos del metro y llueve un poco así que nos dirigimos la punto de inicio. La lluvia se empieza a animar y nos situamos debajo del puente que une el Palau con el Camp Nou. La lluvia empieza a ser intensa y nos planteamos no salir pero dura poco la discusión, tanto si salimos como si volvemos al metro nos vamos a mojar así que iniciamos la pedalada a las diez en punto.

Hay muchísima gente y la salida se hace lenta, muy lenta, teniendo que parar cada poco, con una carambola incluida que casi me hace ir al suelo. Hay todo tipo de bicicletas, desde carretera full equip hasta plegables, pasando por todo tipo de BTT hasta algún que otro tandem. Yo hoy he decidido salir con la "flaca", no sin estar un poco asustado ya que con los tubulares si pincho la he cagado.

Salir de Barcelona es un poco caótico entre la lluvia y la gente pero una vez en la carretera de Collblanc la cosa se va estirando y hace que se ruede un poco mejor. La lluvia no cesa hasta que llegamos pasado Viladecans, en estos momento me acuerdo de mi hermano Jordi y l'Etape BCN-AND (tío, eres un héroe).

Todo es muy llano y la media suele ser bastante alta y en una hora nos plantamos en Gavà, con lo que nos ha costado salir está bastante bien. Seguimos a buen ritmo entre olores de pollo a l'ast, paellas y demás fragancias que desprenden los bares y restaurantes de las travesías de Castelldefels y demás pueblos que atravesamos.

Una vez pasado Les Botigues ya empieza las Costas del Garraf, donde decidimos subir cada uno a su ritmo. Yo pienso que me va a costar mucho ya que la "flaca" tiene unos platos que parecen paellas pero, para mi sorpresa, voy subiendo muy bien a ritmo constante. El paisaje es precioso, subiendo con el mar a tu izquierda y el tono gris del cielo hace que esa una estampa muy bonita. Mientras subo voy oyendo: ya queda poco, la siguiente curva ya está. Me quedo sorprendido porque se me ha hecho muy corto, me lo esperaba mucho más duro. Miro el reloj y veo que si me doy un poco de prisa puedo llegar en un tiempo de dos horas, así que me pongo a bajar todo lo rápido que el tráfico me deja, llegando solo a 54 km/h.
Al final no consigo mi objetivo...
Me paro en la gasolinera que hay antes de llegar a meta y al poco llega Caco, dice que la subida le ha costado un poco. Yo creo que su tiempo está muy bien ya que el lo ha hecho con su BTT, el año que viene con la Pinarello lo va a romper.
Llegamos a la meta y es hora de que se coma su ansiado bocata de chorizo, se lo ha ganado. Yo prefiero otra cosa...

Luego directos al bar de la estación a hidratarnos con una cervecita.
Bonita ruta para un domingo por la mañana, casi 40 km en poco más de 2 horas. A ver si el año que viene el tiempo acompaña más.